En estos días en los que me da tiempo a hacer de todo me entretengo leyendo los blogs de mis compañeros, todos por cierto muy interesantes, pero hay dos que han llamado mi atención.
Uno, el de Alfonso Reyes (gran tipo en todos los sentidos) sobre las ciudades que marcaron su vida deportiva; ciudades que le dejaron buenas y malas experiencias pero de las que aprendió. Mientras lo leía me paré a pensar que yo estaba en las antípodas de Alfonso; es decir, el jugador que se ha criado en la cantera de su club y que ha pasado toda su carrera deportiva en el mismo equipo. A lo largo de estos años siempre ha habido compañeros que me han dicho lo afortunado que era por vivir y jugar en casa: no tenía que mover a la familia, tenía los amigos cerca, jugar en Valencia es un lujo, etc... Pero también hubo jugadores que me decían que no sabía lo que me perdía no saliendo de mi ciudad, que era una experiencia única y que más allá de lo deportivo te enriquecía como persona.
El hecho de jugar en tu casa es muy satisfactorio, y más en un club como el Pamesa, pero también tengo envidia de gente como Alfonso, que tras acabar su carrera echa la vista atrás y ve la cantidad de experiencias que ha vivido lejos de su casa. Eso sí, os aseguro que nadie ha visto pasar más jugadores por un vestuario que yo, por muchas ciudades y equipos en los que hayan estado otros. Y es que todo no se puede tener.
El segundo blog es el de mi amigo Lucio (¡cómo escribe el tío, qué dominio, qué soltura!) en el que hace referencia a la frase "yo a tu edad". No veas cómo me he identificado y cómo me has hecho sentir mayor.Es una frase que siempre me decían los veteranos del equipo cuando empecé. Indio Díaz me decía "yo a tu edad me las tiraba todas", Juan Carlos Barros aquello de "yo a tu edad vivía solo". A decir verdad no encontré a ninguno que a mi edad fuera como yo. Lo malo es que como dice Lucio ahora lo digo yo a los más jóvenes, aunque a veces sea mentira, "yo a tu edad ya metía 15 puntos por partido, así que espabila", y eso te hace sentirte por una parte importante, y por otra, viejo.
Así que lo único que puedo decir es: "Lucio, yo a tu edad ya tenía dos hijos, así que… ¡espabila!”
viernes, 10 de octubre de 2008
viernes, 3 de octubre de 2008
Ya me queda menos
Conozco a una persona que cuando se va la luz en su casa piensa: "No importa, voy al ordenador un rato. ¡Ah, no!; Bueno, voy a cocinar algo. ¡Tampoco!; pues veo la tele... ¡¡¡¡¡joerrrrr!!!!!!!!”
Pues algo parecido me ocurre a mí ahora que estoy lesionado de mi tobillo (rotura de ligamentos con operación incluida). Le digo a mi mujer: "Vámonos a… ¡ah, no! que hay que andar mucho hasta el parking; bueno, pues vamos al cine. Tampoco, que debo tener la pierna en alto y un 48 seguro que tapa al de detrás. Al final no salgo casi de casa, y así pasan mis días, aburrido de la tele, de la play que me ha dejado un amigo, del ordenador portátil con el wifi que me ha instalado otro amigo, de todo. Y sólo llevo una semana.
Después de maldecir la pretemporada (que nunca apetece hacerla) ahora sólo deseo volver a correr y a entrenar. No me da pereza el rato de coche, ni el calor del pabellón. Sólo tengo ganas de volver con mis compañeros. Ganas que, por otra parte, hay días que has de buscar cuando estás ileso. ¿Quién no ha pensado alguna vez faltar a un entrenamiento? Yo conozco a unos cuantos.
Pero no todo es negativo cuando tienes una lesión así (sí, sí, hay cosas buenas): tienes tiempo para la familia, para los amigos y para tus hobbies. Más del que quisieras, pero lo tienes incluso para leer libros de basket que algún amigo te dejó y nunca leíste.
En estas situaciones lo mejor es recordar lo que alguien me dijo un día: "Debes saber que esto también pasará". Y es cierto, lo bueno y lo malo siempre pasa.
Y a mí ya me queda menos. Un saludo.
Pues algo parecido me ocurre a mí ahora que estoy lesionado de mi tobillo (rotura de ligamentos con operación incluida). Le digo a mi mujer: "Vámonos a… ¡ah, no! que hay que andar mucho hasta el parking; bueno, pues vamos al cine. Tampoco, que debo tener la pierna en alto y un 48 seguro que tapa al de detrás. Al final no salgo casi de casa, y así pasan mis días, aburrido de la tele, de la play que me ha dejado un amigo, del ordenador portátil con el wifi que me ha instalado otro amigo, de todo. Y sólo llevo una semana.
Después de maldecir la pretemporada (que nunca apetece hacerla) ahora sólo deseo volver a correr y a entrenar. No me da pereza el rato de coche, ni el calor del pabellón. Sólo tengo ganas de volver con mis compañeros. Ganas que, por otra parte, hay días que has de buscar cuando estás ileso. ¿Quién no ha pensado alguna vez faltar a un entrenamiento? Yo conozco a unos cuantos.
Pero no todo es negativo cuando tienes una lesión así (sí, sí, hay cosas buenas): tienes tiempo para la familia, para los amigos y para tus hobbies. Más del que quisieras, pero lo tienes incluso para leer libros de basket que algún amigo te dejó y nunca leíste.
En estas situaciones lo mejor es recordar lo que alguien me dijo un día: "Debes saber que esto también pasará". Y es cierto, lo bueno y lo malo siempre pasa.
Y a mí ya me queda menos. Un saludo.
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